Cultura y Subjetividad

Que onda!.. este es un trabajo final.. a ver si les gusta.. ciao!

¿Qué relación hay entre cultura y subjetividad?

Para mi, estas dos cosas tienen todo en relación; pues cada persona tiene sus opiniones, acciones (y reacciones), formas de pensar, conductas conscientes y conductas inconscientes; y creo que la cultura es la intención del hombre para generalizar esta subjetividad; y es algo que la mayoría de nosotros ha aceptado sin siquiera dudarlo. Pero lo que más problema ha dado (y fue lo que más vimos en el curso) es la aceptación del cuerpo y de la sexualidad (propios y de las personas que nos rodean).
Pero aunque muchos de nosotros quisiéramos, no puede dejar de importarnos o acomplejarnos ninguno de estos aspectos: por lo que simplemente lo reprimimos, lo evitamos, o nos obsesionamos con ello hasta que se vuelve patológico. Creo que en este contexto el común denominador en nuestra cultura, es el pudor. Y es que no podemos ser como el excelentísimo Dolmancé, ni podemos aplicar sus dichosas enseñanzas:

Vamos, bella Eugenia, poneos cómoda… el pudor es una vieja virtud con la que, con todos viestros encantos, podéis prescindir de maravilla.. (Eugenia: Pero la decencia…) otra costumbre gótica a la que en la actualidad se presta poca atención. ¡Es tan contraria a la naturaleza! (la estrecha en sus brazos y la besa)…

Por otro lado, es muy difícil vernos como seres sexuados (y sexosos) y aceptar la propia sexualidad como en el extracto de Teleny (Oscar Wilde, en la lectura cuerpo y discriminación):

..en esto pude ver que me hallaba destinado a amar a los hombres y no a las mujeres, y sin darme cuenta, había estado luchando hasta entonces contra las inclinaciones de mi naturaleza..

Todo esto afecta psicológicamente a la mayoría de las personas, que (si Dios quiere y según el colmillo que tengamos) serán nuestros pacientes en un futuro (ojalá que) no muy lejano; por lo que debemos de estar al tanto de todo lo que pasa en la cultura y subjetividad de nuestros pacientes:

…escuchar lo que se dice dentro del consultorio, pero escuchar también lo que entra por la ventana… adentrarnos en el malestar y conflictos… considerar cómo las transformaciones de la intimidad, las transformaciones tecnológicas, las transformaciones del mercado y el capital, las transformaciones en el imaginario social… no implica tan solo escuchar la música de fondo, sino captar la partitura con que con que hoy una pareja concreta su melodía.

Pero como ya sabemos, este tipo de represión no se aplica a todas las culturas y ni siquiera a todos los tiempos, en la pintura (que no se el nombre) podremos ver que en la antigua Grecia la homosexualidad era algo común y hasta reverenciado (sobre todo entre hombres mayores y jovencitos o niños aprendices); en la escultura veremos que el cuerpo musculoso es venerado desde los tiempos de Hércules (quien tenía un sin número de amantes mujeres y más hombres); en la fotografía seremos testigos de que somos muy hipócritas (o que absolutamente todo tiene que ver con el contexto en que se mire, valga la redundancia); en el video atestiguaremos el que las caricias nos llegan muy profundo a los observadores (no se diga a los participantes de ellas) y en la canción percibiremos el cómo los hombres somos tan visuales y calientes que hasta se nos para el pensamiento..


Primero está la imagen; podemos observar (e inferir) que se trata de una persona mayor (a la izquierda, con el cabello más claros o canosos, jorobado, sin músculos) y una persona joven (a la derecha, cabello largo, musculoso, alto, jovial); ambos desnudos, el viejo insinuándose o seduciendo al joven. Desde hace algunos años (en algunos lugares más fuerte que en otros) la homosexualidad y sus prácticas han sido censuradas fuertemente; sin embargo, en la antigüedad esta era una práctica común ya que para lo único que servían las mujeres era para procrear y cuidar de los hijos. El erotismo y prácticas sexuales entre hombres era lo que se buscaba, algo que definía a la persona. En nuestros tiempos es algo que denigra a la persona practicante y se le pone la etiqueta de raro, anti-masculino, marica, etc.


Después tenemos a alguien que las caricaturas nos presentaron como una persona alegre, buscando el sentido de la vida, fuerte, héroe y que le encanta rescatar damiselas en peligro de extinción; pero ellas no eran lo único que le gustaba rescatar. Era un fortachón que rescataba a todo el que le pudiera dar placer; podría pensar que era alguien narcisito y sobre todo megalómano pero estoy solo suponiendo. Existen muchas historias en las que se habla de su ímpetu sexual, ya que por realizar una odisea su contratista le ofreció como pago una noche loca con sus cincuenta y tantas hijas y pues nuestro buen amigo las dejó a todas preñadas.. también tiene historias de jovencitos que se refugiaban bajo sus enormes bíceps.. el caso es que hacía de todo el que alguna vez fue el niño que todos molestaban en el liceo de Disey.


Como tercera fuente de análisis nos encontramos con una foto de las olimpiadas; y para mí esta imagen representa el que somos muy hipócritas, ya que si aparece ante nosotros una imagen con contenido sexual, en un contexto deportivo o en cualquier otro contexto, pues no se le da importancia como se le daría si esto se viera en la plaza del eco o en el palomar (solamente los morbosos como yo quienes pudieran pensar amonios!! Dale duro! Que lo disfrute o se de por vencido o cualquier otra cosa), aunque siendo realista, lo que podría ocurrir es que se censure este tipo de contacto en los encuentros deportivos antes de que se permita esta conducta en público. Pero se puede soñar.


Después tenemos el extracto del musical Les Chansons d'Amour, en el que, si se es heterosexual y se le quita el hecho de que los protagonistas sean hombres, podemos darnos cuenta de que las caricias son una naturaleza humana. Al presenciarlas nos llenamos de emoción, y no se diga al sentirlas. Es algo que nos conecta físicamente y nos enlaza psicológicamente. El deseo nos lleva a fronteras que ni siquiera habíamos pensado ser capaces de cruzar, el no hacerlo sólo por la búsqueda de placer, (para mi) es lo que nos hace más humanos. De la forma como yo lo veo, las caricias son gentiles, suaves, y aunque suene (como dicen en torreón) bien puñe se nota mucho romanticismo, miedo, confort; y pensándolo bien, pasa lo que Dolmancé recomienda: desaparecen el pudor y la decencia, pero no aparece la morbosidad.

Por último la canción, llamada candela del majestuoso buena vista social club. Y pues menciona muchas veces que me quemo ahí, y ese ahí pues se entiende que es la zona genital, sobre todo cuando casi al final de la canción escuchamos:
La mujer cuando se agacha (me quemo ahí)
Se le abre el entendimiento (me quemo ahí)
Y el hombre cuando la mira (me quemo ahí)
Se le para el pensamiento (me quemo ahí)
Que refleja claramente lo que pasa cuando un buen estímulo visual es captado por el ojo masculino (y desde luego también al femenino, pero lo digo así por la canción). Y después escuchamos un gran cliché masculino:
De ti me gusta una cosa (me quemo ahí)
Sin que me cueste trabajo (me quemo ahí)
De la barriga pa’ arriba (me quemo ahí)
De la cintura pa’ abajo (me quemo ahí)
Demostrando que en lo nos fijamos los hombres en el cuerpo de las mujeres, son los pechos, las piernas y por último pero no menos importante las nalgas.

Todo este análisis me deja como resultado que la sociedad es muy hipócrita, pues decimos muchísimas cosas acerca del pudor, la decencia, la moral, etcétera; pero actuamos siguiendo nuestra naturaleza sexual, así que lo que debemos de cambiar, es nuestro discurso, que nos deje de importar el que dirán o pensarán (las demás personas así como nuestro super-yo) para terminar siendo como el gato de la canción: elegante y placentero.